La autocrítica es una habilidad relacionada con el autoconocimiento, dado que se trata de identificar (internamente) tanto las cualidades y defectos como los aciertos y errores cometidos en diferentes contextos.
En otras palabras, hablamos de un análisis crítico íntimo que, enfocado de manera constructiva, conduce a la admisión de aquello precisamos mejorar. Sin embargo, la autocrítica tiene otra faceta.
Al ser una habilidad que todo Coach debe saber manejar e infundir en los demás, preparamos este artículo con 9 consejos para lograrlo. ¡Adelante!
Autocrítica positiva y negativa
Dependiendo de cómo utilizamos nuestra narrativa interna, la autocrítica puede ser:
- Constructiva/positiva;
- Destructiva/negativa.
Tanto la autocrítica constructiva como la negativa parten de la identificación de una acción que debe ser modificada o replicada, dependiendo de los resultados obtenidos; no obstante, el tipo de abordaje es completamente diferente.
Mientras que en la autocrítica positiva se reconoce el error y se piensa en una solución de cara al futuro (extraemos el aprendizaje); en la autocrítica destructiva la voz interior tiende a desvalorizar el esfuerzo, conduciendo a la parálisis.
Por ejemplo, ante un retraso en la entrega de una tarea, una persona que utiliza la autocrítica constructiva puede tomar acción, disculpándose y tomando medidas para que no vuelva a ocurrir, como emplear recordatorios y mejorar su gestión del tiempo.
Por otra parte, cuando alguien que se encuentra inmerso en el ciclo de la autocrítica negativa se enfrenta a la misma situación, tenderá a atacarse a sí mismo y visualizar escenarios pesimistas o catastróficos (“no sirvo para nada”, “seré despedido”).
Es importante destacar que, en este último caso, la persona que práctica la autocrítica negativa se siente impotente frente a los acontecimientos y tiene dificultades en percibir una posible solución.
¿Cuáles son los beneficios de la autocrítica?
Como te mencionamos, la autocrítica constructiva o positiva facilita el proceso de extraer un aprendizaje de cada evento, además de:
- Promover la búsqueda de soluciones alternativas y creativas sacando provecho de nuestro potencial;
- Reforzar el uso de lenguaje positivo en el diálogo interno;
- Impulsar la consecución de los objetivos propuestos y el crecimiento personal;
- Explorar las propias habilidades, cualidades, competencias y talentos;
- Mejorar la autopercepción;
- Ayudar a identificar patrones de comportamiento y creencias limitantes que necesitan atención;
- Incentivar el pensamiento estratégico y el uso apropiado de los recursos disponibles.
¿Y las desventajas de la autocrítica?
Más allá de la parálisis, el uso continuo de la autocrítica destructiva o negativa trae consigo diferentes desventajas, tales como:
- La justificación de creencias limitantes y autodestructivas;
- La pérdida de la conciencia de merecimiento;
- Aumento de los sentimientos de frustración, rechazo, culpa, insatisfacción, vergüenza, envidia, inutilidad y tristeza;
- Fomento del estancamiento y el autosabotaje;
- Minimización de los propios logros;
- Falta de confianza personal (inseguridad);
- Pesimismo;
- Niveles de autoexigencia elevados (búsqueda inagotable de la perfección);
- Baja autoestima.
El abuso de la autocrítica, en especial de la autocrítica negativa, puede ser el detonante de trastornos como ansiedad, depresión, pensamientos negativos recurrentes, enfermedades psicosomáticas, estrés, y ataques de pánico.
Igualmente, la autocrítica destructiva está asociada con trastornos de la alimentación, pensamientos suicidas, nerviosismo, tendencias autodestructivas y dificultad para reconocer las propias cualidades con objetividad (autorrechazo).
¿Cómo saber si escuchas la voz interior de la autocrítica negativa?
A pesar de las diferencias entre ambas, es posible que una persona pueda experimentar dudas sobre si está trabajando con un sistema de autocrítica constructiva o, por el contrario, está bajo la presión de la autocrítica negativa.
Debemos recordar que la autocrítica constructiva o positiva presenta los errores con objetividad utilizando un lenguaje amable, sin juicios o achacar culpas y favoreciendo la búsqueda de soluciones, la autorreflexión y la transformación personal.
Por su parte, la autocrítica destructiva hace énfasis en juicios de valor subjetivos, magnificando errores y defectos, incentivando la culpa, el autocastigo y la visión de que lo sucedido es inalterable (el fracaso está asegurado, sin importar qué).
Aplicando la inteligencia emocional, podemos contrarrestar los efectos de la autocrítica negativa, a través de un proceso de autoconsciencia que permita sustituir las reacciones automáticas por respuestas conscientes.
Para ello, será preciso vencer la ilusión del pesimismo y tomar la decisión de cuál autocrítica se escuchará: la que es útil e impulsa a crecer (positiva), o la que conduce a la parálisis y la desvalorización.
Desde el punto de vista racional, podemos reforzar la elección analizando los resultados que se obtienen al escoger una u otro tipo de autocrítica.
De esta forma, tendremos una visión más amplia del impacto que son capaces de generar en nuestras relaciones y estilo de vida.
Es importante destacar que todo el proceso de autoconsciencia y autorreflexión que acompaña la decisión de elegir qué autocrítica escuchar, debe ser realizado con amor, compasión y respeto hacia uno mismo.
No olvidemos la antigua leyenda, atribuida al pueblo indígena Cherokee, que refiere el encuentro entre un abuelo y su nieto. El anciano dijo al joven que dentro de cada persona hay una lucha entre dos lobos.
Uno de los lobos es malvado y el otro benévolo. El primer lobo encarna la inferioridad, el resentimiento, la envidia, la ira y las mentiras; mientras que el segundo representa el amor, la felicidad, la esperanza, la bondad, la paz, la humildad, la empatía y la verdad.
El nieto preguntó al abuelo ¿cuál de los dos lobos ganaría la batalla? Y el anciano sonriendo, contestó: “aquel que alimentes”. Le damos poder a lo que nutrimos y prestamos la mayor atención.
¿Cómo ayudar a tus Coachees a manejar la autocrítica?
Además de promover la autoconsciencia y la autorreflexión, existen otras formas en las que un Coach motivacional puede ayudar a sus Coachees a gestionar la autocrítica de manera efectiva. Exploremos las 9 más populares:
1. Conocer al crítico interno
Esta técnica trata de dar una identidad a la voz de la autocrítica. Saber cuándo y por qué aparece, reflexionar sobre lo que dice y analizar qué efecto produce cuando se le escucha, permitiendo así diferenciar la autocrítica constructiva y la negativa.
Es frecuente que psicólogos y Coaches orienten a la persona a realizar ejercicios de visualización para dotar de apariencia al crítico interior y facilitar el proceso de interacción con esta figura.
2. Meditación
La meditación y el mindfulness son otras herramientas para tener presente a la hora de ayudar a los Coachees a gestionar la autocrítica, dado que ambas técnicas promueven la introspección y el autoanálisis.
Si el Coachee no se siente a gusto con la meditación y el mindfulness, puede simplemente dedicar tiempo a reflexionar, recapitulando los acontecimientos del pasado sin juicios y con el foco puesto en el aprendizaje y el crecimiento personal.
3. Utilizar la técnica del sándwich
Esta es una interesante metodología diseñada para colocar límites a la autocrítica destructiva, a la vez que se incentiva el hábito de la autocrítica positiva.
La técnica del sándwich consiste en hacer un autoelogio, una autocrítica y finalizar con otro autoelogio. De esta forma, el Coachee entrena su atención para observar los pros y los contras de una situación o de sí mismo, y no solo se enfoca en lo negativo.
4. Ejercicio ABCDE
El ejercicio ABCDE está basado en el modelo ABC desarrollado por el psicoterapeuta cognitivo estadounidense Albert Ellis (1913 – 2007), con la intención de explicar las diferentes respuestas de un grupo de individuos ante un mismo evento.
A diferencia del modelo ABC de Ellis —que solo tiene tres componentes—, el modelo o ejercicio ABCDE propuesto por el padre de la psicología positiva Martin Seligman (1942), cuenta con 5 elementos o componentes esenciales:
- La adversidad (el acontecimiento);
- Las creencias;
- Las consecuencias;
- La discusión interna;
- La energía (estado de ánimo).
Para aplicar el ejercicio ABCDE, el Coachee debe en primer lugar describir el evento o adversidad objetivamente y con precisión; detallar lo que pensaba en el momento del acontecimiento; y registrar las consecuencias (qué hizo y qué sintió).
Después, es preciso analizar los resultados (discusión interna), con el propósito de señalar la inexactitud de las creencias, generar una creencia alternativa o una nueva perspectiva del asunto.
El último punto del ejercicio (energía) supone expresar los pensamientos, sentimientos y cambios motivados por la etapa de discusión y las soluciones a las que esta condujo.
5. Enfocar la crítica en comportamientos
Si partimos de la premisa de que el comportamiento de las personas puede cambiar, debemos conducir el proceso de autocrítica hacia ese escenario, donde es posible vencer la parálisis y encontrar soluciones creativas.
Por ejemplo, en lugar de decir “soy un procrastinador y no voy a cambiar”, probar la alternativa de “si realizo tareas por bloques y elimino las distracciones, avanzaré más deprisa en el trabajo”.
6. Evitar las comparaciones
Para dejar de lado las comparaciones es preciso entender el contexto en el que se desarrollan los hechos.
No es justo exigir a una persona que está aprendiendo a nadar, que tenga el mismo nivel que un atleta, aunque ambos tengan la misma edad. Por la misma razón, no tiene sentido establecer otro tipo de comparaciones. Todos somos diferentes.
7. Comprender el trasfondo de la autocrítica negativa
Puede parecer sorprendente e incluso un contrasentido cuando hablamos de autocrítica negativa, pero a pesar de sus desventajas es necesario comprender que su función primaria es la de proteger, basando sus proyecciones en el pasado.
Por lo que ante los cambios o las nuevas situaciones que hacen surgir al crítico interior (negativo), es aconsejable hacer una pausa, reflexionar sobre su aparición, mostrar gratitud, planificar un rumbo y seguir adelante.
8. Estimular la autocrítica positiva
Una práctica que no debe faltar. Es esencial que el Coachee sea justo consigo mismo, tratándose con amabilidad, extrayendo el aprendizaje de los desaciertos y aplicando el pensamiento flexible para encontrar soluciones creativas.
9. El Coach también debe gestionar la autocrítica
Ser un coach no te hace inmune a la autocrítica negativa, por ello confía en tus conocimientos y procedimientos y no permitas que una autopercepción poco objetiva interfiera en la relación con tus Coachees.
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Descubre 9 formas de ayudar a tus Coachees a gestionar la autocrítica de manera constructiva e impulsar se desempeño
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