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UNO NO TOMA UN VIAJE, EL VIAJE LO TOMA A UNO

Nunca es Tarde para Comenzar a Volar.

En una reciente conversación con respecto a la edad y la energía, escuché la frase “La juventud se mantiene mientras se continúe contemplando la belleza, en asombro”. Me llevé esto para reflexionar en mi vida y en mis 60 años, entrando a una nueva etapa, en donde se requiere precisamente contemplar con asombro la belleza de seguir contribuyendo al mundo a través de desarrollo, transformación y coaching. Y todo esto requiere potenciar energía y yo sentía que la estaba perdiendo.

Salí de paseo a explorar para contactarme con ese asombro.

Decidí realizar un viaje de exploración y desconexión, aprovechando un espacio entre Certificaciones. Fue una travesía para retomar energía y cargarme de nuevas vistas para detonar creatividad. También fue un viaje de descubrir nuevas formas para seguir realizando este trabajo de expansión y transformación. Lo que más me sorprendió fue lo que siempre

comparto en cada certificación, uno no toma un viaje, el viaje lo toma a uno.

El Huracán Larry se posicionó perfectamente en el medio del Atlántico para enviar las mejores olas a toda la costa, desde Canadá hasta el Caribe. Venezuela reportó olas perfectas en la Punta de los Caracas, y aquí en Estados Unidos se pronosticaban condiciones clásicas en toda la Costa Este.

Salí explorar el noreste de este país, la zona que llaman New England, y encontrar una ola legendaria en Newport Rhode Island, llamada Ruggles. Esta ola queda en una punta donde residen las mansiones de las personas con mayor riqueza en este país, Rothschild, Rockefeller, Vanderbilt, es una zona surrealista. Lo insólito es que viven frente a las mejores olas del estado y eso es territorio de forajidos surfistas.

Al llegar sentí la incertidumbre de determinar si podría ser capaz de entrar en aguas frías, inexploradas y con una ola perfecta pero traicionera por la profundidad de las aguas y el fondo de piedras. Los acantilados son peligrosos y el acceso es por un arrecife de piedra resbaloso. Por supuesto que hubo miedo, y hasta pensé en no entrar.

Me levanté a las 5:00 am ese sábado para ver el amanecer y tomar la ruta del camino del acantilado (CLIFF WALK) para observar de cerca la legendaria ola de Ruggles. ¡La marejada había llegado! La vista fue de asombro y belleza. La ola era de película, y entraba siempre el pensamiento, “estás muy viejo Fer, toma la foto, quédate tranquilo”.

A lo lejos vi un surfista, tenía una figura diferente, al detallarlo vi que era una persona mayor. El surfista de cabello blanco largo tomó una derecha, la corrió con elegancia y salió a la orilla a escalar las rocas y llegar a donde estaba tomando los videos. Al acercarse me asombré de lo que veía, un viejo de barba blanca en excelentes condiciones, acaba de tomar una ola de dos metros y salir por las rocas con la energía de un adolescente. Todos le saludaban, todos los surfistas lo conocían, era Sid “The Package” Abruzzi.

Carmencita y yo regresamos al Airbnb que quedaba en un segundo piso de unos establecimientos de la calle Memorial en Newport. Decidí dejar las cámaras y salir a buscar donde surfear.

La sorpresa fue al bajar las escaleras del bungalo, la Van de la tienda surfing Waterbrothers, y la puerta trasera abierta de la Tienda de Surfing que daba justo debajo de donde estaba pasando los días. El dueño, el señor de barba blanca y pelo largo que sufrió la ola más bella Ruggles esa mañana. Sid Abruzzi.

Lo saludé y conocí un ser humano extraordinario, no paraba de hablar de las olas, de su vida y de su alegría en conocer un viajero surfista. Hablamos de surfing, lo escuché con detenimiento, logramos rapport inmediato.

Le pregunté: ¿Dónde consigo alquilar una tabla y un wetsuit para surfear?

Su respuesta fue lo que menos esperaba. Me invitó a su tienda de surfing y me dijo: ¡Agarra la tabla que quieras, aquí hay unas longboard de 800 pies que te quedarían estupendas! No me cobró, no me pidió garantías ni depósitos, me dio todo lo que necesitaba, tabla, wetsuit, cera, correas, ¡todo! Me indicó el mejor lugar y el más seguro para mí, y así comenzó la aventura del sábado para disfrutar de las olas de Larry.

Al regresar, y entregar la tabla para darle las gracias lo conocí mejor. Su tienda era un museo dedicado a más de 50 años surcando las olas del mundo.

Su historia es legendaria, y está por sacar un documental de su vida.

Su mensaje que está al final de este clip:

“Es sobrevivir los altos y bajos, creer, no rendirse y a esta edad 71 años estoy más emocionado del futuro que nunca…”

Era lo que necesitaba escuchar. Vaya con DIOS.

Uno no toma un viaje … el viaje lo toma a uno.

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